Con sabor en las manos: taller de cocina texturizada para personas con disfagia y grandes necesidades de apoyo
Comer es un acto esencial y cotidiano en la vida de cualquier persona, pero la disfagia o dificultad para tragar alimentos sólidos y/o líquidos, en muchas ocasiones resulta limitante en cuanto a gusto y texturas de ciertos alimentos. Habitualmente las personas que la padecen, están limitados a una dieta triturada que acaba resultando aburrida y monótona, reduciendo la oportunidad de disfrutar de forma plena en el acto de comer.
Si este problema lo trasladamos a un grupo de personas de la Fundación San Francisco de Borja, entre las que más necesidades de apoyo complejas de tipo generalizad y más limitaciones físicas, sensoriales y cognitivas presentan, la situación se agrava y aumentan las limitaciones.
La filosofía de la Fundación está orientada a ofrecer apoyos a las personas con DI, generando oportunidades, para poder vivir una vida plena ofreciendo experiencias variadas y diversas. Por ello, desde hace unos meses, en la residencia del Centro San Rafael, se está llevando a cabo, un nuevo taller de cocina texturizada destinado a personas con grandes necesidades de apoyo cuyos principales objetivos se basan en ofrecer una alternativa gastronómica a las personas con disfagia, adaptando la textura y viscosidad de alimentos para estimular los sentidos, teniendo en cuenta aspectos de seguridad para evitar complicaciones de salud; ofertar una actividad significativa y una experiencia nueva, promoviendo su participación mediante la metodología de apoyo activo ajustando el nivel de apoyo a cada persona en cada paso de la receta elaborada, fomentando su autonomía y destacando la capacidad de las personas con grandes necesidades de apoyo mediante un rol socialmente valorado y cotidiano como es el de cocinero; aumentar oportunidades de inclusión en la comunidad mediante visitas y alianzas con otros colectivos que compartan el problema de la disfagia o simplemente la afición por la cocina, aumentando la posibilidad de generar relaciones interpersonales; y por último generalizar los conocimientos y las habilidades adquiridas a todas las personas que presentan disfagia y a los profesionales que trabajan con ellas, porque la disfagia puede conllevar graves problemas de salud, pero si sabemos cómo hacerlo, comer es un placer y todos tenemos derecho a disfrutar y ser feliz.